martes, 24 de diciembre de 2013

FELIZ NAVIDAD

Los orígenes del pesebre o nacimiento se remontan al siglo XIII por iniciativa de San Francisco de Asís. 

En Greccio (Italia) hacia el año 1224, tal y como narran los biógrafos del “Poverello”, Francisco decidió representar un Belén viviente.
Mientras oraba rodeado de aquella paz del bosque y meditando la lectura del evangelista San Lucas, tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús en Belén. Construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de los campesinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de ellos a reproducir la escena de la adoración de los pastores.
La hermosa idea se propagó por toda Italia, luego a España y el resto de la Europa católica. La iglesia católica promovió las representaciones bíblicas del Nacimiento del niño Jesús dentro de los templos, hogares y lugares públicos, de modo que contribuyera a exaltar la devoción navideña.

La tradición tuvo tanto arraigo que con el tiempo creó un motivo artesanal y artístico religiosos. En Nápoles, hacia fines del siglo XV, reprodujeron en figuras de barro a los actores del gran acontecimiento narrado por el evangelista San Lucas.
“Unos quince días antes de Navidad, Francisco dijo: “Quiero evocar el recuerdo del Niño nacido en Belén y de todas las penurias que tuvo que soportar desde su infancia. Lo quiero ver con mis propios ojos, tal como era, acostado en un pesebre y durmiendo sobre heno, entre el buey y la mula...” [Tomás de Celano, biógrafo de San Francisco]