Eclo 48,1-4.9-11: “Elías era un profeta como de fuego”
Mt 17,10-13: “Elías ya ha venido, pero no lo reconocieron”
DICIEMBRE 13
En aquel tiempo los discípulos preguntaron a Jesús: “¿Por
qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero?”. Jesús
contestó: “Es cierto que Elías ha de venir y que ha de poner todas las cosas en
orden. Sin embargo, yo os digo que Elías ya vino, pero ellos no le
reconocieron, sino que hicieron con él cuanto quisieron. De la misma manera va
a sufrir a manos de ellos el Hijo del hombre”. Entonces comprendieron los
discípulos que Jesús les estaba hablando de Juan el Bautista.
Preparación: Por tercer día consecutivo aparece en
el evangelio de hoy la figura de Juan el Bautista. La liturgia insiste en
orientar nuestra atención al Precursor. Santa Teresa escribía: “Mirad la estima
que ponía [Cristo] a san Juan Bautista, que le quería tener por el Mesías, y en
cuánto y por qué le descabezaron”.
Lectura: Hoy se interrumpe la lectura del libro
de Isaías y se sustituye por un poema con el que el Sirácida recuerda la figura
de Elías. Aquel profeta, comparado con el fuego, trataba de preservar el culto
del Dios de Israel frente a la imposición del culto a Baal. La tradición decía
que sería de nuevo enviado para restablecer la armonía entre las familias y las
tribus de Israel (Ml 3,24). Pues bien, esa tradición llega hasta Jesús. Él no
niega su valor, pero la interpreta. “Es cierto que Elías ha de venir y que ha
de poner todas las cosas en orden. Sin embargo, yo os digo que Elías ya vino,
pero ellos no le reconocieron, sino que hicieron con él cuanto quisieron”. El
texto añade una precisión importante. Al igual que Juan el Bautista, también
Jesús ha de padecer a manos de los que rechazan a los profetas.
Meditación: Los profetas anunciaban el futuro de la
salvación. Pero, sobre todo, ayudaban con su palabra a leer la voluntad de Dios
sobre la historia presente. El profeta Juan Bautista prepara con su palabra y
su vida los caminos de Jesús y con su muerte preanuncia la pasión y muerte del
Mesías. No nos extrañe que en este tiempo de Adviento aparezca ya este anuncio de la pasión de Jesús. El
mensaje y la vida del Mesías fueron interpelantes en su tiempo y lo son y serán
en todos los tiempos. Para Jesús no fue fácil hacer presente en el mundo la
misericordia de Dios. Jesús es el Redentor, es decir, el que nos rescató de la
esclavitud al precio de su propia sangre.
Oración: Señor, que tu Espíritu nos ayude a
abrir los ojos para descubrir a los profetas que tú nos envías. Que escuchemos su palabra con
humildad. Y que pongamos en práctica las enseñanzas que por ellos tú mismo nos
diriges. Amén.
Contemplación: Muerto el cantor, no muere el cantar. Hoy nos preguntamos por qué no
aceptamos el mensaje con el que Juan Bautista invitaba a la conversión a todos
los que acudían a hacerse bautizar por él a las orillas del Jordán. Su voz
sigue viva. Juan nos recuerda que esta es la nueva era de los mártires. Con su
palabra silenciosa, con su testimonio diario y con la entrega final de sus
vidas nos recuerdan cada día la presencia de Dios. Con ellos contemplamos la
gloria del Señor. Y, gracias a su ejemplo, queremos caminar en fidelidad por
las sendas del Evangelio.
Acción: Busquemos la historia de los mártires
más recientes. La lectura de esos relatos nos ayudará a examinar la
consistencia de los pretendidos valores por los que decimos luchar. Y nos
llevará a descubrir el valor del tesoro y de la perla que representan la gracia
del Reino de Dios (Mt 13,44-46).
José-Román Flecha Andrés
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